En lo personal prefiero abril. Octubre me recuerda la sangre, y yo lamiéndola. Esa tibia flema agridulce, las lágrimas, el delineador por las mejillas, rimas; todo lleno de sangre y yo lamiéndola.
Ella tomaba casi cualquier forma suave ante la pupila de los transeúntes, y eventualmente todos caíamos.
En veces, cuando todo esta callado puedo escuchar las pisadas de sus zapatitos de cristal, las risas dulces y voces que comentan su belleza. Quiero comérmela, lamerla toda.
Tenia su libro pequeño, con estampas y todo...le gustaba coleccionar almas y se me hizo fácil prestarle la mía, convencerlo a él, a ellos. Después de todo era azúcar, deliciosa.
Si cierro los ojos aun puedo sentir sus delgadísimos dedos, llenos de pintura ceniza ; rodeando mi cintura, acariciándome la espalda, buscándome el pecho. Viene entonces la humedad entre mis piernas que se funde con el pánico, y me asusta mas pensar en el fervor oculto entre mis miedos.
Me forzó a olvidar, pero esta pintada, y la memoria como cables... sus letras venenosas, ojos pequeñitos, su mente pútrida y engañosa; confusa para ella, mortífera para los demás.
Y yo encantada, mirándola desde el closet; las risas dulces, carcajadas; las caricias, golpes; los besos, brutales mordidas; toda llena de sangre, y yo lamiéndola.
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maullidos